Supongo que no soy la única que lo ha notado. Resulta que algunas prescripciones o recomendaciones médicas, que eran de obligado cumplimiento hace unos años, de pronto son errores garrafales.
Antes cuando teníamos fiebre había que abrigarse y taparse mucho, mucho, mucho. Ahora resulta que hay que destaparse e incluso darse baños de agua tibia e irla enfriando progresivamente. Cuando nos resfriábamos, el médico nos atizaba unas inyecciones antibióticas sí o sí y hoy lo de las inyecciones es un último recurso y el antibiótico más de lo mismo. La Aspirina hoy es veneno, los antiinflamatorios que otrora tragamos como caramelos producen arritmias, úlceras y no sé cuántas cosas más, la Mercromina murió de éxito, dando paso al Betadine que lleva camino de ser sucedido por la Cristalmina… Así no hay quien se haga con un fondo de botiquín, ¡oiga!
Autor | Chus Vidal
Foto | IMA Neuquen en Flickr